Señores, hoy vuelve a la vida pública mi amigo Raúl de Las Palmas. De hecho, estoy haciendo uso de su ordenador. Así que a partir de hoy, tenemos un "nuevo" jugador de mus!!! Sé que ultimamente estoy más ombliguista que nunca, pero este regreso se lo merece (el toque baboso). Para cuando volverá Virgilio!!!
Pues esta es la gran noticia. Estoy supercontento. Voy a tener un pequeño sobrino/a. El primer vástago de un morenomartínez. Mi hermana está embarazada y estoy trabajándomela para ser el padrino. Tengo de plazo hasta el verano que viene, según las previsiones.
El jueves es el gran día!!! ya queda poco
Ultimamente estoy recibiendo unos mensajes a mi móvil de los más entretenidos. Después del archiconocido Como vuelvas a servirme una cerveza caliente, te mato, puto chicharro, o el recibido por un amigo algo se muere, algo nace, don MB el rey de la noche y el día, abrazarte es volver a nacer, pues me ha llegado otro bastante gracioso, un resultado de fútbol: ALCOHOL 1-Y...-0
Pero este findesemana me ha venido uno aún mejor: Yo pensaba que eras un hombre, y como hombre tenías que dar la cara. Cobarde. Todo porque se me descargó el móvil después de una llamada, y cuando la siguiente persona trataba de llamar, pues estaba apagado.
PRÓXIMAMENTE, QUE NO SE DESESPERE NADIE!!!
Próximamente en mi blog tendréis noticias!!!
Este viernes fue la inauguración de la casa de AMV y NHS. Como dirían en una inmobiliaria "un lujoso apartamento en la playa a 2 minutos de la ciudad". Dos minutos un sábado a las 2.00 am, siempre y cuando no haya control policial (creo que la guardia civil tiene un abono por allí). Eso sí, recomiendo el café que te dan. Y por lo que me han dicho del alcohol, creo que no cobran (obss, no lo debería haber dicho, no vaya a ser que le hayan cobrado a alguien), asi que no sé dónde está el truco (por si acaso y por lo pronto, no me quedaré a dormir allí, no quiero sorpresas).
Insiste AMV en que meta en mi blog algún artículo autóctono, aún a sabiendas de que este blog tiene vocación de universalidad y quiere llegar a todos lugares y personas. Hablaré de las cartas pero quid pro quo. Contaré una historia de fin de semana. A cierto individuo le para la guardia civil para hacerle un control, borracho el conductor, el lechuguino benemérito le mete un discurso de 10 minutos, a lo que el alcohólico le dice que era Rezado o multa, que no le puede poner la multa ahora. Y le dejan ir sin ponerle la multa. La historia es real.
Hablaré de las cartas. Estamos enganchados, hay que reconocerlo. Y cada día nos picamos más. El otro día alguien se escondió un par de cartas encima de sus piernas, aunque no sé si creerle porque a lo mejor las tenía metidas entre ellas. De todas formas, las cartas no eran mías y no conozco a nadie en CSI. Y me vino de puta madre para "romper la baraja" y echar a todo el mundo de mi casa.
Las verdaderas trampas están en el botellón. Hay que buscar alguna forma para que los que compren el botellón no sean siempre los mismos, y que no pierdan pasta. Yo siempre he visto a los mismos comprandolo (a mí también me ha tocado alguna vez, pero pocas). Y esto es universal. En Tenerife, por ejemplo, siempre va el mismo "al Palmero". A quién le toca el botellón el próximo fin de semana??
Voy a ponerme una norma en el blog. Sólo citaré a personas de reconocido prestigio, a héroes ya fallecidos. Cuando estaba en la Facultad, un amigo (me autocensuro y sólo pondré sus iniciales, IVF) siempre se quejaba de los profesores de penal. Y es que no paraban de darse importancia. Así, uno de ese departamento nos citaba una teoría que había realizado otro profesor, por ejemplo, con la coletilla que así lo decía "el profesor Romeo Gutiérrez". Evidentemente no hay ningún profesor con este nombre, que yo sepa, pero quiero cumplir mi regla. Y tiempo más tarde descubríamos que ese profesor era el que daba clases por la mañana, o daba en otro curso, o daba alguna clase de su temario. En resumen, que se estaban dando autobombo entre ellos en todas las clases, en plan prestigiosos catedráticos. Pues esta es mi primera regla. Si cito a alguien, que esté a la altura de Shakespeare o de Sábato.